
Al otro lado de la barra una sonrisa jugaba con su boca y un par de ojos danzaban chispeando luces de estrellas. Yo no pude continuar el paneo aficionado, costumbre inútil de mi frustrado sueño de cineasta y tuve que hacer un encuadre fijo mientras mi mano iba del mostrador a mi boca en un sube...